Filtros de agua para ífrica: ¿ayuda desinteresada o fraude escondido?
El acceso al agua potable es la diferencia entre la vida y la muerte en muchos lugares del mundo. Muchas veces, la ayuda internacional lleva agua embotellada o filtros para que las poblaciones en riesgo utilicen, aunque algunos expertos cuestan esta metología. Acusan a empresas de realizar donaciones sólo para obtener beneficios, ¿qué hay de verdad en todo ello?
Kakamega Forest, al igual que muchos otros poblados en Kenia, es particularmente vulnerable a las enfermedades relacionadas con el agua. Por ello, la organización Vestergaard Frandsen decidió, a través de la iniciativa Carbon for water, de donar más de 1 millón de filtros de agua Lifestraw a la población local. Y aunque parece una acción desinteresada, otras organizaciones expresan su desacuerdo.
El CEO Mikkel Vestergaard Frandsen invertirá 30 millones de dólares de su propio dinero en este proyecto, pero de acuerdo a la revista Fast Company, el empresario no está preocupado por perder, ya que por cada filtro LifeStraw que dona, que va a estar ganando dinero. ¿Cómo? Gracias a los créditos de carbono que contempla el protocolo de Kioto.
Según la misma publicación Fast Company, la empresa estaría especulando con la entrega de filtros para reducir las emisiones de carbono que realizan los kenianos al hervir el agua que recolectan de ríos y arrollos. Así, Vestergaard Frandsen gana créditos de carbono por cada filtro que dona. Finalmente, la compañía vendería esos créditos a empresas que tienen límites de carbono; es decir, a compañías cuyas emisiones de carbono superan las permitidas. Los créditos las autorizan a emitir más CO2.
No sabemos si estas son las verdaderas intenciones de la empresa. Sobre todo, porque quienes trabajan en zona, aseguran que la gente beneficiada con estos filtros no suele hervir el agua antes de consumirla. Por lo que la utilización de los filtros no evita la emisión de una gran cantidad de carbono a la atmósfera. Certificar créditos por este tipo de donaciones sería realmente vergonzoso.
Además, quienes cuestionan este tipo de acciones, aseguran que hay poca evidencia de que los filtros de agua LifeStraw reduzcan las enfermedades diarreicas en estas comunidades. Tom Clasen, un excelente investigador y su equipo, estudiaron las consecuencias de la utilización de filtros en 240 hogares del Congo, durante 12 meses. No se encontraron una reducción estadísticamente significativa en la enfermedad diarreica; el 24 por ciento de los hogares ya no utilizaba el filtro, y sólo el 56 por ciento entendía cómo hacerlo adecuadamente.
Si bien sólo se trata de un estudio, refleja que la campaña debe ir más allá de la entrega de los dispositivos y debe incluir educación e información. También se debe tener en cuenta que estos aparatos deben reemplazarse cada tres años y que son demasiados costosos. De todas maneras, lo que debe ser claro es que la verdadera solución para estos problemas de salud es construir la infraestructura necesaria para el debido saneamiento. El acceso al agua potable debe estar garantizado y no depender del buen espíritu de empresarios millonarios.